¿Satisfaces tus necesidades básicas. El descanso, la alimentación, el estar activo, estar enraizado en la tierra, proteger tu territorio si te sientes invadido…?
Cuando respondes a tus necesidades fundamentales ya no esperas recibir lo que necesitas de las demás personas, como si tuvieran la obligación de adivinar lo que a ti te va bien.
¿Encuentras el soporte del entorno? ¿Eres consciente del contacto y el sostén de la tierra, la interacción con la gravedad y con la naturaleza?
¿Aceptas el soporte que viene de los demás? Cuando estás en un momento afectivo, frágil, cuando recibes un abrazo, una mirada, cuando te dan la mano.
Vivir la experiencia de sentir el soporte en la vida nos llena de confianza, seguridad. Nos posibilita pasar a la acción, conectar con nuestra fuerza interior.